MÉTAMORPHOSES METAMORFOSIS
Del libro “Les chimères”
O salubre et fécond engrais des trépassés! ¡Oh, salubre y fecundo abono de los
fallecidos!
Ferment mystérieux des sèves éternelles, Misterioso fermento de las savias eternas,
Nous te composerons, pourritures charnelles, nosotros, podredumbres carnales, somos tu
ingrediente,
Sous les gazons plus verts pêle-mêle entassés. amontonados sin orden ni concierto bajo la más
verde hierba.
Quand nous aurons dormi, rigides et glacés, Cuando nos hayamos dormido, helados y
rígidos,
Dans la terre, plus près des ardentes mamelIes, en la tierra, más cerca de las ubres
ardientes,
Nous nous réveillerons oiseaux avec des ailes, nos despertaremos como aves con alas,
Ou chênes forts, du sein de la fange élancés. o como recios robles, elevándonos de las
entrañas del fango.
Ce sont les morts qui font la nature superbe! ¡Son los muertos los que hacen a la
naturaleza soberbia!
Salut,
moisson! salut, forets! salut, brins d’herbe, ¡Salud, cosecha! ¡Salud, bosques! ¡Salud, briznas de hierba,
Eaux vives,
floraisons roses, beauté des morts!... corrientes
raudas, rosadas floraciones, belleza proveniente de los muertos!
--Matière par des lois fatales poursuivie, --Materia perseguida por las leyes fatales,
Nous foudra-t-il, jaloux du sommeil sans remords, celosa del sueño sin remordimientos, ¿nos vas
a hacer
Recommencer sans fin le rêve de la vie? reiniciar sin fin la ensoñación de la vida?
Y hoy, por fin, le ha llegado el turno al "florero" de nuestro retrato colectivo: Albert Mérat, el amigo de Verlaine que, inicialmente, recibió con buena disposición los elogios irreflexivos de su protegido Rimbaud; y que, finalmente, se negó con rotundidad a cualquier clase de aparición en común, fuera literaria o pictórica. No en vano, no cabría concebir, en el seno del movimiento parnasiano, dos personalidades más incompatibles que la del indignado burócrata y la del irrespetuoso principiante.
Ambos acabaron detestando recíprocamente la obra del otro, si bien el que escribe estas líneas coincide plenamente con ambas posturas: no le tengo ningún aprecio a ninguna de las dos, salvo por un puñado de rimas escogidas y primerizas. Las de Mérat que he incluido en esta entrada fueron dedicadas al huraño Camille Pelletan -el último en la fila sedente del "rincón de la mesa" de Fantin-Latour, del que no voy a postear en el blog ninguna obra, por la razón de ser el único que sólo escribió en prosa. En cuanto a los tres del fondo, no lo haré porque ni sus rimas poseen méritos reseñables ni sus temas revelan originalidad alguna. ¡Apolo no les llegó a hospedar nunca en el Parnaso!
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