sábado, 24 de noviembre de 2018

Léon Cladel - Mon âne


MON ÂNE                                                                                       MI BURRITO
De la antología “Le Parnasse contemporain III”

Il avait sur l’échine une croix pour blason!                              ¡Sobre el lomo tenía una cruz por blasón!
Poussif, galeux, arqué, chauve et la dent pourrie,                  Remolón, sarnoso, encogido, pelado y con la dentadura podrida,
Squelette, on le traînait, hélas! à la voirie.                               esquelético, ¡ay!, nos tropezamos con él de paso.
Je l’achetai cent sous; il loge en ma maison.                           Lo adquirí por cien monedillas. Ahora se aloja en mi casa.

Sa langue avec amour épile ma prairie                                     Su lengua se zampa con amor mi pradera
Et son œil réfléchit les arbres, le gazon,                                   y su mirada refleja los árboles, la hierba,
La broussaille et les feux sanglants de l’horizon;                   los arbustos y los rojos fuegos del horizonte.
Sa croupe maintenant n’est plus endolorie.                            Y ya no tiene la grupa dolorida.

A mon approche, il a des rires d’ouragans,                             Al aproximarme yo, se ríe como un huracán,
Il chante, il danse, il dit des mots extravagants                     canta, baila y pronuncia palabras extravagantes,
Et me tend ses naseaux imprégnés de lavande.                     ofreciéndome su hocico impregnado en lavanda.

Mon âne, sois tranquille, erre et dors, mange et bois,          Burrito mío, relájate, pasea y duerme, come y bebe,
Et vis joyeux parmi mes prés, parmi mes bois;                     vive feliz en mis prados y en mis bosques.
Va, je te comblerai d’honneurs et de provende!                    ¡Venga, te colmaré de honores y privilegios!


Preludio a la tercera antología parnasiana


Con las publicaciones dedicadas a Mallarmé y Cros, este blog enfila su tercer año de traducciones de rimas francesas.  Toca el turno de introducir a los últimos parnasianos, los que aparecieron por primera vez en la tercera antología de “Le Parnasse contemporain”. 

En esta última antología, cómo no, siguieron teniendo una presencia predominante las grandes figuras de los albores del parnasianismo, sobre todo Lisle, Banville, Mendès, Heredia, Coppée, Prudhomme (sólo faltaba Théophile Gautier, fallecido en 1872); y algunos autores cuya fama estaba despegando ya, como Anatole France o Frédéric Plessis. Sin embargo, hubo también ausencias notables, como la de Paul Verlaine (ya que, mientras se recopilaban los poemas, había sido condenado y enchironado por haber tratado de asesinar a Arthur Rimbaud) y las de Stéphane Mallarmé, Charles Cros o Nina de Villard. Tras estas ausencias subyacía el enfrentamiento estilístico y personal entre los defensores de los principios poéticos del Parnaso original, y los renovadores del arte poético y patrocinadores del nuevo simbolismo.

Creo que se entenderá con facilidad el ambiente crispado que presidía las relaciones entre los distintos cenáculos poéticos de París, con sólo mencionar que Anatole France (un militante de izquierdas, y por tanto poco sospechoso de profesar un conservadurismo rancio) dijo de Mallarmé que… sospechaba que quería burlarse del resto de los parnasianos con sus poemas "grotescos". Pues simbolismo quiere decir, en esencia, escribir en francés pero expresándose en chino mandarín, lo que equivale a suprimir peligrosamente la función comunicativa del lenguaje. ¿Por qué tomárselo tan a pecho, dirán algunos? Una imagen puede ser equivalente a un sentimiento, nadie lo duda, pero esto ocurre porque el habla y la expresión son comunes a escritor y lector. La comprensión equívoca, por el contrario, degenera, tarde o temprano, en incomprensión sin paliativos.

Y esto es lo que ocurrió entre los simbolistas y los ya consolidados parnasianos “sensu stricto”. Anatole France, junto a Banville y Coppée, formaba parte del comité de selección designado por Alphonse Lemerre para decidir qué poetas y cuántos poemas formarían parte de la tercera antología. Era predecible que descartaran a los recalcitrantes simbolistas, que reinventando el lenguaje y ya no se refrenaban criticando a la “vieja guardia” en los periódicos. El grado de animadversión y rechazo de unos hacia otros condujo a una clara ruptura del arte mismo: ya no existía una poesía con diversas tendencias, sino dos poesías, o si se prefiere, poesía de tipo A y poesía de tipo B; de suerte que quienes practicaban el tipo A concedían un valor ínfimo o casi nulo a las creaciones poéticas del tipo B, y viceversa. Se reprodujo así el ambiente literario de los años 1830 en Francia, justo cuando se cumplían los cincuenta años de la alegórica "batalla de Hernani": el papel transgresor que antes representaron los románticos, es el que adoptan ahora los simbolistas. Una nueva hornada de escritores entra en liza, la mayoría de los cuales jamás verán publicadas sus obras en conjunción con las de sus adversarios artísticos: porque la tercera antología será la última, y cada facción pasará a editar sus propias publicaciones y a divulgarlas por separado entre sus propios lectores. Aunque, en el fondo, me inclino a interpretar esta animadversión estética como un fiel reflejo de la ruptura social e ideológica que sufrieron el pueblo y la nación de Francia tras los trágicos sucesos de 1870 a 1872 (la derrota ante los prusianos y la lucha fratricida de la Comuna). Francia ya nunca será como antes; y del mismo modo que existirán dos Francias, existirán (y siguen existiendo todavía hoy) dos mundos del arte franceses. O quizá más de dos...

Como colofón a este preludio al último acto o temporada del blog, sería pertinente volver a invocar la genialidad precursora de Charles Baudelaire que, al igual que ocurrió con nuestra Cristóbal Colón, consistió en haberle señalado a la poesía del futuro su nueva ruta: recordemos, la ruta de la ebriedad. ¿Sería, por tanto, tan extraño, que en medio de esa ebriedad, unos y otros parnasianos acabaran “yéndose a dormir la mona” por caminos que se bifurcan?


viernes, 9 de noviembre de 2018

Charles Cros - La vie idéale


LA VIE IDÉALE                                                              EL IDEAL DE VIDA
Del libro “Le coffret de santal”

Une salle avec du feu, des bougies,                             Una habitación con chimenea, velas,
Des soupers toujours servis, des guitares,                 soperas eternamente servidas, guitarras,
Des fleurets, des fleurs, tous les tabacs rares,           flores, floretes, todos los tabacos raros;
Où l'on causerait pourtant sans orgies.                      donde, a pesar de todo, se podría conversar al margen de excesos.

Au printemps lilas, roses et muguets,                         En primavera, lilas, rosas y lirios;
En été jasmins, oeillets et tilleuls                                 en verano, jazmines, claveles y tilas
Rempliraient la nuit du grand parc où, seuls            llenarían la noche del gran parque donde, solos
Parfois, les rêveurs fuiraient les bruits gais.              a veces, los soñadores huirían del alegre alboroto.

Les hommes seraient tous de bonne race,                  Los hombres serían todos de buena estirpe,
Dompteurs familiers des Muses hautaines,               domadores familiares de musas altivas;
Et les femmes, sans cancans et sans haines,              y las mujeres, sin chismorreos ni rencores,
Illumineraient les soirs de leur grâce.                         iluminarían las tardes con su gracia.

Et l'on songerait, parmi ces parfums                           Y uno podría soñar –entre estas fragancias
De bras, d'éventails, de fleurs, de peignoirs,              de brazos, abanicos, flores, peinadores,
De fins cheveux blonds, de lourds cheveux noirs,     de finos cabellos rubios, de densos cabellos oscuros–
Aux pays lointains, aux siècles défunts.                       con países lejanos, con siglos difuntos.


Charles Cros - Avenir


AVENIR                                                                                     EL FUTURO
Del libro “Le coffret de santal”

Les coquelicots noirs et les bleuets fanés                            Las ennegrecidas amapolas y los acianos marchitos
Dans le foin capiteux qui réjouit l'étable,                            entre el heno animoso que llena de regocijo el establo,
La lettre jaunie où mon aïeul respectable                            la carta amarillenta donde mi respetable abuelo
A mon aïeule fit des serments surannés,                             le hizo a mi abuela juramentos hoy pasados de moda,

La tabatière où mon grand-oncle a mis le nez,                   la tabaquera donde mi tío abuelo metía la nariz,
Le trictrac incrusté sur la petite table                                   el sacapuntas incrustado en la mesita,
Me ravissent. Ainsi dans un temps supputable                  me encantaban. Así, tras un tiempo considerable,
Mes vers vous raviront, vous qui n'êtes pas nés.                mis versos os encantarán a quienes no habéis nacido.

Or, je suis très vivant. Le vent qui vient m'envoie              Ahora estoy muy vivo. El viento me trae
Une odeur d'aubépine en fleur et de lilas,                            un aroma de espino blanco en flor y de lilas,
Le bruit de mes baisers couvre le bruit des glas.                 el ruido de mis besos tapa el de las campanas.

Ô lecteurs à venir, qui vivez dans la joie                                Oh lectores del futuro, que viviréis en la alegría
Des seize ans, des lilas et des premiers baisers,                   de los dieciséis años, de las lilas y los primeros besos,
Vos amours font jouir mes os décomposés.                          vuestros amores llenarán de contento mis huesos descompuestos.