martes, 9 de agosto de 2016

Las cinco primeras rimas que he escogido para inaugurar el blog pretenden dar una idea de por dónde van a ir sus derroteros -al principio. 

Gautier, Baudelaire, Lisle y Banville son -por este orden- los cuatro primeros espadas de ese movimiento literario francés llamado parnasianismo -cuyo mentor fue el erudito Ménard-, del que por primera vez contamos en lengua española con una impecable y atractiva presentación, gracias a Miguel Ángel Feria y a la gloriosa editorial Cátedra. Este estudioso -al que hay que augurarle una merecida relevancia y notoriedad en el futuro- ha publicado en abril de 2016 una "Antología de la poesía parnasiana", seleccionando algunas rimas de los más notorios escritores observantes de los postulados parnasianos, que magistralmente analiza en su estudio introductorio. Con este libro, por fin se devuelve a esta estética decimonónica al lugar que, en justicia, le corresponde. Tanto el romanticismo como el simbolismo ya contaban en España con sendas antologías dignas de consideración. El antecesor y el sucesor del parnasianismo estaban al alcance de los lectores hispanos en cuidadas ediciones bilingües -el primero, de la mano de Rosa de Diego en el año 2000, también por cortesía de Cátedra; y el segundo, en la aún más pretérita de Manuel Álvarez Ortega de 1975 en la Editora Nacional, hoy en día sólo accesible en bibliotecas.

Pues bien. Según indica el propio Feria en la página 11 de su Antología, el término "parnasianismo" no fue, sin embargo, acuñado por ninguno de los que se consideran sus cuatro grandes inauguradores. Ni Gautier el crítico, ni Baudelaire el innovador, ni Lisle el épico, ni Banville el fantasista, ni Ménard el ideólogo... ni ninguno de los que suelen catalogarse como "parnasianos" en los libros de texto. ¿Adivinan quién fue?

¡Pues nada menos que Paul Verlaine! ¿Y saben por qué? Pues porque el mejor rimador en lengua francesa de todos los tiempos -y también el más famoso dentro y fuera de las fronteras del país galo- fue un genunino parnasiano en sus inicios. O lo que es lo mismo: Verlaine presenta un nada desdeñable 33% de parnasianismo entre su abultada producción. Si su primer volumen de rimas, titulado "Poemas saturnales", le reveló como un joven con mucho talento allá en 1866; el segundo, sus inmortales "Fiestas galantes" de 1869, escritas a la manera de Banville sobre una temática descaradamente retrógada, supo calar hondo en la sensibilidad de los lectores de su tiempo, y acabó cimentando la fama literaria del "pauvre Lelian". ¿Y qué son las "Fiestas galantes", sino el más delicioso y libertino parnasianismo que llegó a escribirse entonces? La gran mayoría de los músicos contemporáneos, con el divino Claude Debussy al frente, se lanzaron a adaptar para las sopranos y los tenores de moda las rimas parnasianas de Verlaine. ¡ En concreto, existen hasta 20 versiones de su famoso "Claro de luna", según el portal lieder.net ! Y exceden el centenar las adaptaciones del resto de rimas que integran este recueil.

No obstante, no será ésta la única "revelación apolínea" que consignaré en este blog, para poner de manifiesto que, en torno al parnasianismo, orbitó la mejor literatura francesa de la Historia.

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