martes, 25 de diciembre de 2018

Tres parnasianos menores

En la tercera antología de 1876, en "Le Parnasse contemporain" llegaron a publicar infinidad de autores, más que ocasiones anteriores, pero aparte de los ya considerados en otras publicaciones de este blog, quedarían por tratar un pequeño grupo que es el que está siendo objeto de atención este año.



Jules Breton (1827-1906), por ejemplo, fue un conocido pintor de estilo realista y costumbrista, oriundo de las provincias costeras del Canal de la Mancha, que además escribía versos inspirados en los mismos paisajes rústicos que reproducía con magistral fidelidad. El ensalzamiento del mundo rural y las costumbres de las gentes humildes le hicieron acreedor de la admiración del propio Van Gogh, muy próximo a su sentir personal aunque no a su técnica pictórica, de corte clásico y academicista. 

En sus rimas expresa con palabras lo que en sus lienzos con la pintura: las peculiaridades de su región natal y la idiosincrasia de sus paisanos, lo que les otorga un sabor genuino y peculiar que no puede, por menos, que ir en detrimento de la universalidad de su obra, como ocurre siempre, a la fuerza, con todos los cantores de provincias.




Por su parte, Gabriel Vicaire (1848-1900) procedía del este de Francia, de una región alpina próxima a Suiza, cuyas peculiaridades le sirvieron de inspiración para escribir sus “Émaux bressans”, un recueil que tuvo una gran difusión y le volvió muy popular en todo el país. Su estilo, sin embargo, es mucho más jovial y desenfadado que el de la mayoría de los costumbristas y regionalistas, normalmente obsesionados con la faceta solemne y emotiva de su labor de ensalzamiento de la patria. Tal vez esto tenga algo que ver con su carácter, lo mismo que su amistad con Paul Verlaine, que databa de los tiempos en que ambos coincidieron en el mundillo parnasiano y parisino.



Finalmente, el sofisticado Robert de Bonnières de Wierre (1850-1905) sólo podía haber estudiado en el elitista colegio Stanislas de París, con tan redundantemente aristocrático nombre. Aunque fue destinado desde un principio a ejercer la carrera diplomática por su familia, pronto se decantó por la literatura. En cuanto concluyó su servicio militar durante la sangrienta guerra franco-prusiana, trabó amistad con buen número de escritores, pintores y músicos en la alta sociedad parisina, cuyas puertas tenía abiertas, digamos, por derecho de casta. El grueso de su producción está dedicada a la prosa: fue conocido, en especial, por sus artículos de crítica (en los que establece una semblanza de primera mano de los entresijos de su época, muy frecuentados por los estudiosos actuales), así como por sus colecciones de cuentos al estilo de Perrault. 

También escribió varias novelas, y los “Cuatro sonetos rusos” con que contribuyó a la tercera antología de “Le Parnasse contemporain”, los cuales voy a publicar íntegros en este blog el mes próximo.



 

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